Los humanos no crecemos como los árboles de forma lineal.
Crecemos en espiral.
¡Si en espiral!
Y cada vez que llega el momento de saltar de un círculo de la espiral a otro se produce un proceso como el de las mariposas o los renacuajos, donde son necesarios momentos de parada, de revisión, de soltar lo viejo, para que pueda producirse una expansión de la conciencia, un renacimiento, una visión renovada de ti y de la vida que te rodea más allá de las creencias del pasado.
El motor del crecimiento, del proceso de expansión de la conciencia, es el dolor.
El dolor se transforma cuando dejas que te traspase.
Cuando puede expresarse, y te transmite esos mensajes reveladores.
Sucede cuando te permites ser vulnerable y te entregas a sentir lo que sea que hay hoy, sin resistencias. En una actitud de ´no sé, pero aún así confío´.
Y eso a la mente egoica le cuesta mucho.
Prefiere ´malo conocido que bueno por conocer´.
Se resiste a lo que no conoce y te boicotea, te bloquea, a través del miedo.
Un miedo que no es real, es una ilusión, pero que la mente consigue que sientas como real a través del control de los mecanismos de alerta del sistema nervioso.
Durante toda la vida vamos dando vueltas en esa espiral de crecimiento, ampliando gradualmente nuestra visión y nuestra capacidad para SER más auténticas, en coherencia interna.
El dolor desaparecerá cuando dejes de resistirte y te abras a procesar lo que sea que necesita ser procesado hoy.
Cuando te rindes, te entregas a la vida.
La rendición, no es no hacer nada.
La rendición implica dejar de resistirte a lo que necesita ser visto, aceptado y liberado en ti.

El Doctor Hawkins nos explica los 3 mecanismos a través de los que nos escapamos de esta rendición, de ese dejar ir el pasado:
- La supresión (proceso inconsciente) o represión (proceso consciente) se produce cuando elegimos no permitirnos sentir el dolor. Lo que exige dedicar una gran cantidad de energía para contener las emociones que se quieren evitar, produce un gran desgaste, irritabilidad, cambios de humor, tensión en el cuerpo, dolores de cabeza, de la regla, indigestión, insomnio, alergias, entre muchos otros trastornos.
- La expresión de las emociones dolorosas. Este mecanismo suele ayudarnos a descargar algo de tensión, pero también le da más peso, más energía a ese dolor y no suele hacer que desaparezca del todo. El motivo es que siempre queda una parte del dolor no reconocida. Se expresa solo la parte del dolor que atribuye la causa fuera, sin revisar lo que realmente lo está originando internamente. Además, esto puede provocar que los demás perciban esta expresión como un ataque, y se cierren o reaccionen con intensidad, creando todavía más conflicto.
- El escapismo es evitar los sentimientos dolorosos a través de mantenerte ocupado en otras actividades, diversión, distracciones, trabajar mucho, drogas, etc. La mayoría de humanos temen cualquier momento de soledad que les confronte con su sombra, con sus dolores ocultos. Esta es la causa real del estilo de vida frenético de nuestra sociedad actual.
El estrés no se origina fuera, está dentro. Por lo que solo puedes resolverlo mirando dentro.
Cuando solo buscas placer, inevitablemente te vas a encontrar con más dolor.
Cuando bajes el soufflé de la dopamina, te vas a encontrar de nuevo con el vacío interior. Y buscarás otra distracción, compras más caras, nuevas relaciones, nuevos hobbies. Pero siempre pasará lo mismo, bajará el soufflé y te encontrarás con la sensación de vacío.
Cuando solo buscas reconocimiento externo, acabarás dándote cuenta que nunca será suficiente. Trabajarás sin parar, sentirás muchísimo estrés, la adrenalina constante acabará intoxicando tu cuerpo y seguramente acabarás enfermando.
Además, siempre encontrarás alguien que considerarás que es más que tú o que recibe más reconocimiento que tú.
La mente egoica te enredará en un camino de competición y lucha por conseguir más, pero nunca será suficiente. Desde ahí nunca conseguirás sentirte mejor de forma sostenida y tranquila.
En los dos casos estás atrapado en la rueda del hámster.
Te mueves, pero siempre te encuentras en el mismo sitio.
El escapismo te desconecta de ti, dejas de ser auténtico.
Actúas por miedo a perder o miedo a sentir, y como consecuencia, vives una tapadera, una película que no refleja quien eres realmente.
Una tapadera que no te deja sentir amor y hacer las cosas que amas.
Una tapadera que no te deja ser tú.
Las personas con las que te relacionas desde ese estado están igual que tú, y por tanto, no pueden verte por quien eres.
Solo eres un objeto, alguien con quien intercambian beneficios por interés o necesidad.
Mientras tú no puedas verte, nadie te verá.
Mientras tú no puedas darte lo que necesitas realmente, nadie podrá dártelo.
La hormona de la felicidad, la serotonina se activa desde el SER.
El camino del crecimiento en espiral implica autogestión, atención y presencia, para poder liberar esos sentimientos de forma consciente. Dejar ir lo que no eres.
Cuando dejas de resistirte, cuando dejas de poner energía en tapar y empiezas a sentir y dejar ir esas emociones dolorosas, todo cambia.
El dolor se desvanece.
Puedes conectar con tu sentir más auténtico.
Empiezas a ser más libre, porque dejas de reaccionar y vivir en patrones automáticos que nada tienen que ver con tu verdadero SER y tu verdadero valor.
Cuando puedes soltar, ahorras mucha energía en reprimir.
Y toda esa energía extra puede ser utilizada para crear una nueva vida en coherencia con quien eres.
Para crear más abundancia en todas las áreas de tu vida.
Relaciones más auténticas y amorosas, mejorar tu salud física y mental, construir proyectos profesionales a tú medida, donde ya no tengas que sacrificar quién eres para poder ser aceptado.
Dejar ir es lo único que puede darte paz, llenar ese vacío interno que sientes.
Dejar de buscar fuera personas que te llenen, es lo que realmente te conectará con personas con las que realmente valdrá la pena compartir tu vida.
El coaching con caballos libres te ayuda a ver más allá de esos patrones automáticos de carencia del pasado.
Desde el sentir, desde el corazón. No desde la cabeza.
Porque la verdadera transformación se genera desde los estados de coherencia cardiaca.
El corazón tiene la capacidad de alinear todos los sistemas del cuerpo para que puedas pensar, sentir y actuar en coherencia con quien eres.
Los caballos tienen un corazón 5 veces mayor que los humanos, y nos ayudan a entrar en la sintonía de la coherencia interna.
Además, su gran presencia y sensibilidad te abre, y te ayuda a ver más allá de esos juicios y creencias represoras, y a construir la confianza necesaria para poder ir más allá de esos patrones del pasado.
Para que puedas construir un nuevo sentir interno y una nueva vida externa desde la autenticidad y la confianza.
Los caballos te muestran cómo se mueve fuera lo que estás sintiendo dentro. Te lo muestran a través de sus cambios de comportamiento, de forma totalmente clara, instantánea y auténtica.
¿Para qué?
Para que dejes de dudar de ti y de lo que es real en ti.
Te ayuda a construir la confianza para sentirte segura en esos estados de ´no se´ donde la mente se relaja, deja de querer controlarlo todo, y así puede llegar la sanación.
El proceso de coaching con caballos libres sirve tanto para ayudarte a conseguir metas personales como profesionales. Porque al final, ¿qué es uno sin el otro?
Cuando la vida profesional no está alineada con quien eres y lo que necesitas, se convierte en un mecanismo de escapismo o evitación.
Solo será una tapadera de tu auténtico potencial.
Y lo mismo pasa con las relaciones.
Se acabarán convirtiendo en la excusa para no hacer lo que necesitas hacer.
Solo tú puedes darte lo que necesitas para ser tu.
Y sentir eso, lo cambiará todo.